lunes, febrero 14, 2011

mi manuel querido.

allá por la década de los 90's yo terminaba mis estudios primarios en la escuela de religiosas. desde muy chiquititita me gustaba la lectura, desde el Alarma! (amarillista y destripador) hasta las fábulas de Esopo. Pero ya acercándome a la adolescencia mi espíritu amoroso se revolcaba entre las oraciones y comuniones del mediodía.

hoy que celebramos san valentín he recordado a un poeta que por aquella época me obsesionó. Manuel Acuña es el símbolo del poeta universal: infinitamente talentoso, infinitamente pobre e infinitamente torturado. Mi manuel escribió maravillosos versos, tradicionales, de esos que riman y se dividen cada deeterminado número de líneas. Es muy famoso por su poema "Nocturno", dedicado a Rosario de la Peña, quien al parecer era una mujerona por quien babeaba nada menos que José Martí y Cia. Un pedacito de Nocturno:

"Comprendo que tus besos
jamás han de ser mios;
comprendo que en tus ojos
no me he de ver jamás;
y te amo, y en mis locos
y ardientes desvaríos
bendigo tus desdenes,
adoro tus desvíos,
y en vez de amarte menos
te quiero mucho más."

pero yo sabía bien que jamás sería Rosario, así que después de leer la dulzura de Nocturno me decanté por "Ante un cadáver" porque, hasta ese momento, yo creía que los poemas debían ser rositas, con corazones en las esquinas y mucha miel. en cambio, "Ante un cadáver" es casi un manifiesto científico, que leía en voz alta con todo el dramatismo preadolescente. ay manuelito, por qué tuviste que brindar con cianuro a tus pequeños 24 años.