lunes, julio 22, 2002

mi maestro tiene un aspecto de anfibio que te saca risas. cuando habla entonces puedes morirte de terror. es un cabrón. como todos los maestros según cuentan. observa un instante, salta de su cubo y me grita que si no tengo alma para decir el diminuto diálogo con emoción. pues es que sí tengo pero no me imagino diciendo "cuándo podré tener mi coche de cartón" mientras me cogen en un elevador. hay que ser sublimes. yo le digo que todo ese rollo de lo incoherente artístico no es más que una expresión intelectualoide de los sentimientos. me mira de nuevo. en dos segundos amenaza con fulminarme si no me largo. pues ya qué. tomo mis cosas y salgo. por qué tendría que pensar en un coche de cartón mientras alegremente viajo por el ascensor?