martes, agosto 27, 2002

como pensaba, tampoco tomamos tanto, digo, porque era mucho alcohol gratis y el cuerpo no aguanta tanto... luego de un pozole bien malo y una travesía de hora y media por la city nos dedicamos a ingerir con singular alegría, y digo singular alegría porque realmente me reí un chingo, claro, siempre hay algo o alguien de quién burlarse y el tema fue que me reí de mis mallas hippies y suéter de pelos morados que me enfundó el maestro de teatro... bien me dijo mi cuate "no trajeron payasos pero aquí estamos" bueno, somos unos payasos muy contemporáneos... nos salió fatal pero cómo nos reimos de que el gay le soplara diamantina en plena cara a mi amigo que para ese momento ya sudaba frío, o de los pantalones de terciopelo con estampado de leopardo (y de mujer para que se le viera aquellín más paradín) que le obligaron a usar o de la expresividad infinita que proyectaron nuestros brazos cuando la música no empezaba y los niños nos veían con una cara de terror-vs-diversión. bueno, y qué decir del tipo -ya en la fiesta- que sacaba a todas, animaba y luego -a sus 20- nos dio una cátedra sobre la problemática del teatro en méxico. creo que esto último sí fue para chillar de emoción: por la sabiduría de tremendo embrión, por cristian cantando lloran las rosas en mi habitación y su integración con el humo que según mi amigo salía en el mismo tono que una rola de u2... aaahhhh tanta diversión. por cierto, que le debo 50 pesos que le di al poli para que no se lo llevaran a la delegación y él me debe 20 patadas en el culo por insultarme. ya te las daré méndigo, ya te las daré.