lunes, junio 19, 2006

Hay un orificio por que el que se fue una historia de amor.
Del otro lado del hoyo está más oscuro porque no hay luz ni aire que cambie el flujo de la tristeza que ha ocupado pulmones, estómago, corazón? órganos vitales ahora contaminados y envueltos en gelatina protectora, porque no quiero morir aún cuando la vida tenga espasmos de dolor.
He pensado qué clase de pareja seremos, qué tipo nunca fuimos, cómo llamamos a esto que nos une y separa al mismo tiempo. Racionalizo tus actos, corto en segundos mis malos ratos y no puedo concluir algo. Pienso en términos de horas, minutos, años. O sea, si algún día pasará al olvido el mes de mayo si es que sólo fue ese mes, o si junio volverá a tener relevancia; aún no puedo pensar en un futuro, porque la verdad de todo esto viene cuando estamos separados, yo en mi lugar, con mi luz artificial y los audífonos bloqueando el mundo externo hp y tú sabrá dios qué haciendo porque desde hace un año todo lo tuyo ha sido un misterio.
Sólo cuando no te veo ni te oigo ni huelo nada tuyo ni siento nada de ti es que puedo dejar de presionarme y dejarme ir. Me voy por el orificio, a veces quiero gritar que me duele QUE ME DUELE y salir corriendo, huir de una obligación, de un amor que nunca debió quemarse y alguien sin embargo, llegó con su velita y lo incendió.
Hay tanto por qué huir, dejar palabras y reclamos encerrados en un closet y por fin, también dejar de recordar. Pero existes, aunque me duelas, existes en mí aún si pretendo que ya no importa, que nada pasó que nada pasará. La vida está lejos de mis manos, de mi cabeza que no para de pensar inutilidades y de mi corazón que sigue amando y alimentando tristezas.
¿Cómo tomas decisiones en medio de la tormenta, en medio del huracán? Y qué si decidimos permanecer y luego de las nubes secas y los remolinos extintos somos testigos de la devastación total, que ya nada queda, no hay uno sobre dos ni refugios seguros para carne y hueso. Un periodo oscuro de muerte y desesperanza lucha, desde meses atrás, por comerme y de a poco yo me entrego a él.
¿Dónde estamos, dónde estaremos sin esperanza, sin fe, con un amor enfermo de dolor y arrepentimiento?