viernes, septiembre 27, 2002

ansiosa por salir de este agujero, he visto cómo no sólo los cuerpos sino el alma se entrega por un pedazo de carne podrida. pude oler cómo, sin prejuicio alguno, mordisqueaban sus propios sueños hasta dejarlos secos. siempre utilizan las palabras irreverentemente, sin medir el momento oportuno para decir te amo o chinga tu madre. simplemente hablan para comprobar que siguen respirando aunque sus pulmones estén fibrosos de tanta mentira y vanalidad. por momentos me gustaría poner un somnífero en el aire acondicionado (aunque quizá ya alguien lo puso y eso explicaría tanta estupidez) y descansar de la estridente presencia de tales animales primitivos.