martes, enero 28, 2003

wicked game

bostezo. toda modorra muevo mi cuello que cruje sin remedio. la herida en el nudillo central parece que no dejó de hablar en toda la noche: las sábanas tienen puntitos cafés, delgadas líneas que llegan hasta la almohada y luego desaparecen. ya te has ido, qué sola me quedo, sola fría sin nada qué hacer con los ojos congelados y la boca seca. regresarás, es el juego que tenemos...