miércoles, enero 15, 2003

con cada cambio se acelera mi respiración. digamos que no tengo trabajo, ni escuela ni oficio o beneficio. supongamos que te enamoras y quieres terminar todo para rehacer tu vida de manera perfecta. cuánto tiempo nos esperará? cuánto aguantará el sueño mil veces recurrido y que ahora pusimos en pausa complaciente para ser concientes, buenos hijos, profesionales, siempre haciendo lo correcto? cuánto más soportaremos estar lejos. sin las conversaciones hasta el amanecer. mi involuntario despertar por la asfixia de tu cuerpo sobre mis sueños. tu carcajada después de mi historia traducida en inglés. la hora del baño. el humo de mi cigarro adherido al tapiz azul de las paredes. la crema de vainilla. tus masajes que me dejaban la espalda molida. los besos casuales. la mirada unida con el sena llevándose mis cadenas. la noche sin estrellas. el pan de un euro que comes con frenesí. mi pudor después de saber que me has besado mientras dormía. la banca del parque solitario, a las cuatro de la mañana, cerca de champs elysees. el expreso en montmartre. mis manos sin tu cara. tus labios solitarios cálidos tímidos. una canción de fondo que galopa por nuestras venas. el adios.