martes, febrero 18, 2003

este rosario de cuentas infelices... me está pidiendo, noche día cada segundo que le haga caso aunque sea para decir que por momentos no quiero creer. pero casi siempre creo, aunque en la calle me encuentre con cadáveres que saludan y cogean más de lo normal (ayer vi a cuatro cojos, uno tras otro, sin tomarse de la mano pero compartiendo la cadencia de una pierna retorcida).
por ejemplo, a las 3 de la mañana yo jalaba un cigarro y me entró una desesperación por salir. corretear al fuckin perro que ahullaba en la esquina. tocarte la ventana. hacerlo por última vez. pero no es así, no soy así. o quizá sí. la hipocresía me está quemando los ojos. me estoy deshebrando por un amor que parece invensión. por eso siempre nos convencemos de que puede ser (por eso nos colgamos dos horas en el teléfono. tendré que acostarme con slim. cómo será hacerlo con ese wey?) y tus celos regresan al hombre de la ventana, preguntas si me ha buscado (yes oui clarín), si todavía lo quiero (pus...)o estoy segura de lo nuestro. segura no estoy ni siquiera de mi propia existencia. de lo que siento quizá sí, un poco y sólo un día (coincide con un viaje sin tráfico por reforma). contesto a todo con un sip. es una palabra que erroneamente ha recibido la categoría absoluta de aceptación. yo digo sí y es más fácil que el maybe de brugges...
tengo dos semanas para vaciar mi habitación. para tirar cartas, tarjetas, promesas, letras letras letras. en dos semanas deja parís y se viene a la siempre abrumadora ciudad de méxico. chale. debe estar loco. y yo más pero ya está el hueco de su pierna marcada en mi cama y no hay marcha atrás.
entonces, concluyendo, no hay recapacitación qué hacer.