martes, enero 27, 2004

el paquete llegó el 21. luego fuimos a la embajada y nos dijeron que nel, que nos faltaba dinero y una carta del hotel. puta, acabando de llegar el paquete que costó 50 libras ahora nos dicen que falta otra madre. al final mi cuñao me la faxeó y los british nos recibieron los papeles. no sé si fue para que ya no diéramos lata o por la lana que les reditua el dar o no las visas. y aunque quiero ocuparme de otras cosas nomás siempre me viene a la cabeza si nos darán la entry o no y una ráfaga me enchina la piel y yo digo que así sea por angustia, placer o desesperación seguiré pensando en lo que no debo.
dos personajes de mi novela están enfermos. los doctores no saben qué chingaos tienen. es el colmo porque pasaron del seguro social al mocel y siguen sin detectarles la causa de sus delirios. hombre y mujer, con amenaza de ataque cerebral a diario y ganglios inflamados respectivamente. del primero dicen que puede ser la presión arterial, el corazón entero, los sueños que reprimió o algo similar. de la segunda el diagnóstico va desde una infección viral hasta cancer o sida. el tema es que los doctores mandan hacer decenas de estudios a 600 pesos cada uno, les cambian la medicina a diestra y siniestra. enseñan los dientes y su ignorancia purulenta. no se me ocurre cómo salvarlos. no quiero pensar en que no puedo porque entonces me deprimo. ay quisiera que les dijeran que ya están curados, que un mes de reposo les garantiza largos años de convivencia literaria. a veces he rezado por ellos, pero creo que mi dios no me hace caso por la indecisión que sufro al jerarquizar mis deseos: que se alivien, que me den la entry, que me den de alta, que empiece a escribir, que reencuentre una lana, que me quite una parte de mis recuerdos... ves, por eso como que no me pela.