jueves, junio 23, 2005

una sombra desgarrada, mi corazón punzando, más cursilerías, más pelis, menos silencios cómodos, más abrazos aburridos, más pescado muerto, una montaña de ojos resecos.
llega una ola sepia para comerte, yo marco otra vez tus huellas y recuerdo las primeras veces. pero la marea baja y no hay reemplazo húmedo que baile con esta canción irlandesa.
si todo es simple, constante, te acuestas, te arrepientes, caes de nuevo, besas y coges.
la memoria debería ser aún más corta en algunos casos.
olvidaría que pensaba en tí y en él y andrew me agarraba de los nervios diciendo "bloody hell, bloody hell" y todo se convertía en una historieta absurda, lamentable...
entonces los recuerdos avanzaban hasta mi cama, traían los olores de andrew y tú volteabas el colchón buscando algo, diciendo que estás harto del gingsen, de los colores estridentes que te pega cada que lo hueles. en el inter yo me vaciaba y sabía que buscabas en el colchón un pedazo de raíz y no de infidelidad y por eso lloraba más, mezcla de rabia y arrepentimiento, ante la simplicidad de mi engaño y tu ceguera... puta, si mudarnos hubiera bastado. el hombre se quedó con su mar sepia, él hizo mi maleta y nos metió en un tren hacia el sur...
quiero un poco de tu sal.