martes, marzo 25, 2003

no soy ni víctima ni puta ni descente ni siquiera soy por completo. a la mitad, me duelen todavía las mentiras que muchas veces creí. mi mamá dice que a la ingenuidad la reconocen mundialmente como pendejez. supongo que eso tengo. cuántos juramentos podridos soporté, mirando a los ojos me decían que no era cierto, falsas esperanzas, maldiciones que envenenaban mi aire... ¿tendré derecho a encabronarme porque he descubierto que, efectivamente, me vieron la cara de pendeja? a veces quisiera tomar una pistola y apuntar...me.
Por otra parte, está ren y su sencillez. en eso no nos parecemos. en tres meses hemos descubierto que no necesitamos decirnos las cosas, que él sabe lo que yo siento y viceversa. pero no creo que se entere que en mi escabroso interior, está creciendo un odio por los putos ex que no me deja en paz. friamente, dirán que no los he superado o que aún siento algo por ellos o sepa la chingada. en caliente, digo que los odio porque nunca tuvieron el valor de decir la verdad... y las ambivalencias de odio y amor en este caso no aplican. es sólo el odio de saber que cada que lo desean te pueden engañar y allí voy, a creer que neta son buena onda, que nunca me utilizaron, que siempre pensaron en mí. ja ja. es la primera vez que siento esto y no es nada agradable. hijos de su puta madre, nunca les perdonaré que la poca inocencia que todavía había en mí (y que le daba sin remilgos a ren) ahora sea sustituída por ese odio gelatinoso que escurre por mi columna.