lunes, julio 25, 2005

entre estas letras se encuentra la flecha que atravezó mil páginas hasta chocar con una pared que respira rítmicamente.
el texto que le indica el camino a un signo que a su vez nos lo indica a nosotros y así sucesivamente al infinito, choca con la roca de tinta sólida y se queda suspendida, a la espera de que con mis dedos, le dicte el camino a seguir.
me paso días analizando caminos, laberintos subterráneos de hormigas que nacen de esos sueños, terrenos a la venta/renta... a dónde debe continuar una flecha indicadora de caminos? y quién decidió que yo fuera su guía?
leí que un hombre se arrepiente de su cobardía y en busca de la redención, se coloca en la primera fila del batallón sin escudo ni carabina. sale ileso porque su castigo es saberse cobarde y estúpido a la vez.
¿será que mi castigo es tener cataratas de miedo cuando mis pies llegan a un cruce de caminos y quitármelas de a poquito mientras recorro el sendero? y al tratar de redimirme me lanzo por peñascos que terminan en remolinos hambrientos y también me salvo. y también me siento cobarde y estúpida.
pensar que con esto inicio mi semana...