domingo, enero 12, 2014

frozen

atrás aparece el lago que alguna vez nadamos,
desnudos y muertos de frio,

cuando moral era sólo una materia para estudiar
y nos amábamos sin telarañas, sin cronometrar abrazos o analizar dobles intensiones.


y luego sale el pequeño muelle,
donde me diste tus labios púrpuras
y yo anudé mi cuerpo al tuyo prometiéndote 500 amaneceres
a cambio de cajas de pastillas cereza y un ticket to ride.


años después, con el carrete sin película,
la noche crecía entre nosotros y el tic tac eran balas expansivas con preguntas mortales,
callados nos besamos, ignorando que la suerte estaba echada,
echada en camas compartidas por parejas divididas.


una última foto encerró árboles, tierra suelta,
un carbón ardiente dibujando lunas llenas
tus manos entre mi pelo -siempre enredando mis ideas-

y la carga de lo incorrecto acumulándose en mis párpados cerrados.