miércoles, agosto 15, 2007

un café, un chocolate y dos rebanas de pastel después.
tengo cuatro minutos para decirte que yo me aviento contigo. ándale, yo me he caido tantas veces que hay costra sobre costra y me ves jodida pero también riendo de verdad. fueron tantas horas de pensarlo, me quería convencer que aquí en la orilla estaba mejor, ya acostumbrada a la miseria de su sombra y al destino que me ofrecía por no tener valor. y de repente la ráfaga vino, fria y contra reloj, de estación en estación con ticket pagado y el hubiera entre dientes. y me decidí a saltar. estabas allí y me viste caer y creíste en mí y dijiste con los ojos de plato y las manos temblorosas que todo estaría bien... bueno lo gritaste en el túnel solitario que también vio nuestra separación. ya me ves raspada, con puntos en la frente y comas en mis días (bueno,malo,bueno,malo) de a veces moribunda y otras cargada de orgasmos. entonces, corazón petrificado, porqué no dices que hoy, sólo por hoy, te dejarás ir y marcarás todo un mundo de aire entre tú y esa miserable voz que te araña a placer? ya lo ves, no soy buena para los consejos, a veces quisiera ser como tú y hacerte las preguntas correctas para que encuentres el camino. pero no las estructuro, me pierdo en la emoción. eso es para pedir perdón. ya, lo pido, y escribo esto, para tí, como complemento a lo que pensé y no te dije. bueno entonces qué? nos aventamos?