lunes, mayo 29, 2006

Habrá qué despertar

El lugar, los tiempos, nada importa. A veces puede resultar fácil levantar un dedo para señalar al responsable de todo y gritar que YO NO LO CONOZCO! Acaso he sido elegida para explorar entre sus tumores? Enamorados, cosidos entre sí, jalando hacia polos opuestos, los puntos que se revientan, el tiempo marcado en la pared de una sala ajena. La rabia que nace con el pasar de las horas va y viene, de la misma forma que los reproches y la indagación pasional. Y no entiendo por qué les cuesta tanto escupirse la verdad, no pasa nada, yo les prometo que ni se abrirá la tierra ni los rayos horizontales los alcanzarán. Que griten la verdad, vamos, fumen un poco, tómense el café pero al final respeten el suelo que pisan y acepten su condición de humanos fracasados. Yo sólo tengo hambre de confesiones (derrumbar barreras), estoy asqueada de las personas que ocultan sus miserias, de la puta sinceridad selectiva, si es que acaso existe. La burbuja de la mentira ensucia el aire que la toca y que contiene, el río nuevamente quiere desbordarse y miles de prejuicios se colocan en el borde para no humedecer el alma que mastican día a día (es un alimento rico en proteínas). A ver, terminemos con esto, ya las uñas se cansaron de rascar costras, el tiempo marca abismos, ustedes se alejan y la que aquí suscribe se encuentra a punto de vomitar.