Como
si te hubiera escrito todas las palabras del diccionario,
apareces
en cada búsqueda,
en
cada filtro.
uso
manta de cielo, papel china,
todo
para bloquear tus mensajes y de paso los míos,
que
iban y venían buscando el matchpoint.
pero
tu nombre sale al menor teclazo,
tú
jodido nombre con letras repetidas y apellido rojo brillante
que
abarca todos los mails hasta el jackeo y mi incapacidad -infantil- de borrar
todo,
voltear el
cesto y chau!
eres
tú un virus que fácilmente rompe mis barreras,
entra en mis
recuerdos, en las jornadas de trabajo,
la enfermedad que
hace que pierda las llaves,
que
repita dos o tres veces lo mismo (lo mismo mismo)...
estás
en mis sueños, combustible
y reacción en cadena,
donde vamos atravesando paredes como superhéroes,
buscando
la cama perfecta para venirnos como mortales,
para
amarnos hasta siempre en los 15 minutos de mi REM.
desapareces
y te describes justo cuando estoy por vaciarme de tí,
por curarme después de una semana sin tu afección,
en
una sincronía casi tan perfecta como tus dedos apretando mi cintura
y
yo en silencio te deletreo, ajeno ajeno
en
el cubo eléctrico donde sí nos pertenecemos.